XXII

También quise escribir la música, y las palabras que nunca podré decir, por que envuelvo mis miedos en limites. Las palabras van destilando el final dulcemente, lentamente.
Por que solo una persona como yo puede encontrar en el amor y en el enojo, en la tristeza y en la riqueza, en la humildad y en la cercanía el influjo de la eterna soledad.
Se sabe quien es mientras se escribe, pero; ¿Quién es la voz que dicta las palabras? No soy yo, os lo aseguro, no es mi voz y no es mi llanto. Quien compone los versos eres tú. Quien da forma al pensamiento eres tú. Yo solo soy la herramienta de lo que refleja tu mirada. Y el que se queda al final de estas letras siempre eres tú.