12/1/12

La lluvia

La lluvia es una trampa. La naturaleza tiene una forma muy sutil de decirnos "¡largo de aquí, me están lastimando!", es por eso que en tiempos de sequia me puedo sentir tranquilo, prefiero morir de deshidratación o inanición a dejar mi vida de manera patética y poco elegante como caer en una de estas trampas de la lluvia.
Cada que caen las primeras lluvias de Abril mis nervios tiemblan de miedo, para Junio tengo todo destrozado. En esos tiempos yo prefiero no salir de casa, me quedo encerrado vigilando que no haya gotera alguna que se cuele por el techo, cerrando ventanas y cubriendo cristales, tapando mis oídos y dejando que otros olores invadan mi espacio por tal de no oler el dulce aroma de la tierra mojada... Pero siempre, cada año algo sucede, lo que sea, lo menos inimaginable pasa que me veo obligado a salir a la calle, y es entonces cuando comienza a llover, y es entonces cuando el pánico y la poesía se apodera de mí. Cada una de las diminutas gotas de lluvia que van precipitándose cual diamantes preciosos sobre mi frente son como delicados besos de virgen que van coronando mi existencia efímera, el sonido hipnotizante de la lluvia, inunda todo mi ser como cantos de sirenas. Siempre dispuestas a devorarte al primer descuido... La ciudad ha ido quedándose vacía poco a poco con las lluvias. El primer caso fue el de una niña, pura de alma y de cuerpo resulto ser presa fácil de la primera lluvia de Verano, jugaba a hacer barcos de papel sobre el arroyo que vive en el pavimento, el canto de aquél era tan hermoso, y así, juguetón cual monstruo pervertido movía sus aguas para divertir a la criatura que ya no dejaba de seguir su pequeño navío de periódico , la llevo por calles cada vez mas alejadas de su casa, le animaba a chapotear sobre sus aguas , mojo sus zapatos de charol azules, salpico sus rosadas mejillas y la hizo caer, tragándosela de un bocado en las ruinas de una alcantarilla. Fueron miles de niños los que morían así, sin piedad. Otros morían de pulmonía al dejarse abrazar por las lluvias de la noche, algunos simplemente desaparecían sin dejar rastro. Fue así como la ciudad se fue quedando sin niños. Los adultos no fueron la excepción. La mujer que amaba, llena de poesía; se dejo hipnotizar por el caleidoscopio que formaban las gotas de lluvia sobre el agua estancada, quiero pensar que murió feliz ante tan hermoso espectáculo de la naturaleza, cuando fue atropellada brutalmente, dejando su cráneo y mi corazón partido en mil pedazos. Gente buena, gente mala, niños, ancianos amables y adultos vacíos fueron muriendo día a día con las lluvias.
Ver el cielo reflejado en el agua, las auroras boreales que se forman a los pies cuando el agua se mezcla con el aceite de los coches, soñar con el recorrido de una gota sobre el cristal (este último causante de infinidad de espantosos accidentes de automovilistas) escuchar la lluvia, o lo que es peor; cantar bajo la lluvia, han ido acabando con la humanidad.
Es por eso que en tiempos de sequia me puedo sentir tranquilo.

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