A veces tengo ganas de llegar a un lugar tranquilo, en ocasiones me escondo detrás de un libro, o me siento bajo algún árbol, también me gusta quedarme sentada en la banqueta ver los carros pasar. Lugares tranquilos puede haber muchos, lugares tranquilos favoritos, pocos. Cuando me mirabas, me gustaba descansar ahí, tan verdes tus ojos se transformaban en praderas, tan profundos que me llevaban hacia el mar. Y uno más, tan tranquilo y soleado, no es pequeño ni grande, y siempre huele a libros y té, a café, un lugar con deliciosa y agradable compañía, con palabras cortas y lunas. Me gusta mucho llegar a este blog, suerte que no me pertenece, suerte que es de ustedes, y que me dejen venir a descansar aquí.
Que alegría descansar aquí.
Muchas gracias
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